En lugar seguro by Wallace Stegner

En lugar seguro by Wallace Stegner

autor:Wallace Stegner [Stegner, Wallace]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1987-01-01T05:00:00+00:00


13

El paraíso. Con su serpiente, por supuesto. Ningún paraíso es tal sin su serpiente. No era una serpiente grande, nada muy alarmante. Pero la descubrimos, nos dimos cuenta de que había estado allí todo el tiempo, de que cuando habíamos pensado sólo en el viento en la hierba, o el roce de una hoja seca, lo que sonaba era esa cosa deslizándose discretamente fuera de nuestra vista. E incluso, cuando comprendimos lo que era, tampoco nos pareció peligrosa. Sólo hizo que mirásemos bien antes de sentarnos.

Las vidas humanas raramente se conforman a las convenciones de la ficción. Chéjov dice que cuando sentimos mayores tentaciones de mentir es en los inicios y los finales de las historias. Sé lo que quiere decir, y estoy de acuerdo. Pero hay veces que también nos sentimos tentados a mentir en otras partes. Y es probable que yo me sienta tentado justamente aquí. Es un punto crucial para sembrar pistas y colocar indicios, el momento crucial para ocultar detrás del piano o en la librería las revelaciones que más adelante descubriré triunfalmente para regocijada satisfacción del lector. Si es un drama lo que busco.

El drama requiere una inversión de las expectativas, pero de manera tal que la primera sorpresa vaya seguida de un inmediato reconocimiento de la inevitabilidad. Y la inevitabilidad exige prender con gran atención los alfileres. Puesto que esta historia trata de una amistad, el drama crea la expectativa de un vuelco de esa amistad. Algo tiene que quebrarse en nuestro entrañable cuarteto, susurra el novelista que llevo dentro. Dada la dirección habitual que sigue la narrativa contemporánea y las habituales ideas contemporáneas sobre el carácter y la conducta humanas, nada más plausible que Sid Lang, un macho exuberante casado con una esposa poco maleable, se sintiese tentado por la naturaleza más suave de Sally. Ya he dejado caer un indicio de eso al insistir sobre mi inquietud respecto de sus baños en cueros.

Las posibilidades son diversas, pues la amistad es una relación ambigua. Yo podría sentir atracción por Charity. Es una mujer impresionante, aunque no puedo imaginarme del todo loco perdido por ella ni a ella por mí. Hay también otras posibilidades: Sid y yo, Charity y Sally. Nuestro cuarteto podría ponerse muy estilo Bloomsbury. Cualquier cosa que revolucionara este equilibrio del dos y dos.

Bueno, pues peor para el drama. No va a pasar nada de esa suerte. Pasará algo menos ortodoxo en lo dramático. De todas formas, tenemos la culebra, no mayor que una ramita o una llamarada de movimiento en la hierba. No es una intrusa en el paraíso, nació aquí. Es una de esas serpientes del pecho a las que se refiere Hawthorne, en las que rara vez se repara porque en el pecho en el que habitan pueden camuflarse fácilmente entre una turbamulta de sentimientos de lo más cálidos y onerosos.

Desde los primeros días de nuestra amistad con los Lang fuimos conscientes de su existencia, pero fingíamos no verla. Una noche en canoa, Charity nos habló de un



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